Cuentan los viejos cronicones ortodoxos que un día se
murió una mujer que no había hecho en toda su vida otra cosa que odiar a
cuantos la rodeaban. Y que su pobre ángel de la guarda estaba consternado
porque los demonios, sin esperar siquiera al juicio final, la habían arrojado a
un lago de fuego en el que esperaban todas aquellas almas que estaban como
predestinadas al infierno. ¿Cómo salvar a su protegida? ¿Qué argumentos
presentar en el juicio que inclinasen la balanza hacia la salvación? El ángel
buscaba y rebuscaba en la vida de su protegida y no encontraba nada que
llevar a su argumentación. Hasta que, por fin, rebuscando y rebuscando se acordó de que un día había dado una cebolla a un pobre. Y así se lo dijo a Dios, cuando empezaba el juicio. Y Dios le dijo: Muy bien, busca esa cebolla, dile que se agarre a ella y, si así sale del lago, será salvada.
Voló precipitadamente el ángel, tendió a la mujer la vieja cebolla y
ella se agarró a la planta con todas sus fuerzas. Y comenzó a salir a
flote. Tiraba el ángel con toda delicadeza, no fuera su rabo a
romperse. Y la mujer salía, salía. Pero fue entonces cuando otras
almas, que también yacían en el lago, lo vieron. Y se agarraron a la
mujer, a sus faldas, a sus piernas y brazos, y todas las almas salían,
salían. Pero a esta mujer, que nunca había sabido amar, comenzó a
entrarle miedo, pensó que la cebolla no resistiría tanto peso y comenzó a patalear para liberarse de aquella carga inoportuna. Y, en sus esfuerzos, la cebolla se rompió. Y la mujer fue condenada. Sí, basta una cebolla para salvar al mundo entero. Siempre que no la rompamos pataleando para salvarnos nosotros solitos.
llevar a su argumentación. Hasta que, por fin, rebuscando y rebuscando se acordó de que un día había dado una cebolla a un pobre. Y así se lo dijo a Dios, cuando empezaba el juicio. Y Dios le dijo: Muy bien, busca esa cebolla, dile que se agarre a ella y, si así sale del lago, será salvada.
Voló precipitadamente el ángel, tendió a la mujer la vieja cebolla y
ella se agarró a la planta con todas sus fuerzas. Y comenzó a salir a
flote. Tiraba el ángel con toda delicadeza, no fuera su rabo a
romperse. Y la mujer salía, salía. Pero fue entonces cuando otras
almas, que también yacían en el lago, lo vieron. Y se agarraron a la
mujer, a sus faldas, a sus piernas y brazos, y todas las almas salían,
salían. Pero a esta mujer, que nunca había sabido amar, comenzó a
entrarle miedo, pensó que la cebolla no resistiría tanto peso y comenzó a patalear para liberarse de aquella carga inoportuna. Y, en sus esfuerzos, la cebolla se rompió. Y la mujer fue condenada. Sí, basta una cebolla para salvar al mundo entero. Siempre que no la rompamos pataleando para salvarnos nosotros solitos.
(José Luis Martín Descalzo,
“Razones para vivir”)
“Razones para vivir”)
Ester, una moraleja extraordinaria, como es habitual en Matín Descalzo.
ResponderEliminarMuchas gracias por traerla.
Te invito a un estupendo desayuno, te lo has ganado.
Besos.
Te cambio el desayuno por una merienda, y por dos abrazos
EliminarLa cebolla no sería de Fuentes de Ebro, por ello le llorarían los ojos y pataleaba, de ahí que se rompió y fue al infierno.
ResponderEliminarAbrazos
No se de donde sería pero es probable que fuera de las de Fuentes de Ebro porque ya que escribes sobre la cebolla hay que hacerlo con una buena. Un abrazo
EliminarMuy buena moraleja de un autor poco conocido, a mi parecer. Tiene un soneto que me gusta, este :
ResponderEliminarTestamento del pájaro solitario
Nunca podrás, dolor, acorralarme.
Podrás alzar mis ojos hacia el llanto,
secar mi lengua, amordazar mi canto,
sajar mi corazón y desguazarme.
Podrás entre tus rejas encerrarme,
destruir los castillos que levanto,
ungir todas mis horas con tu espanto.
Pero nunca podrás acobardarme.
Puedo amar en el potro de tortura.
Puedo reír cosido por tus lanzas.
Puedo ver en la oscura noche oscura.
Llego, dolor, a donde tú no alcanzas.
Yo decido mi sangre y su espesura.
Yo soy el dueño de mis esperanzas.
Una cebolla, otra en este caso, puede ser el envoltorio de capa tras capa que algunas personas envuelven su alma para no ser dañadas. Hay quien tras una coraza, no de maldad, sino de frialdad gélida, esconden corazones heridos, pero la mujer del cuento era mala hasta el final de los finales. Un abrazo grande
A mi parecer tambien, hubo una época en que sus libros se comentaban en la escuela. Gracias por tan bello comentario. Abrazos
EliminarGracias por esta bella reflexión mí querida Ester.
ResponderEliminarY gracias a (unjubilado) por traer a mi recuerdo las cebollicas tan ricas de fuentes de Ebro, en estas tierras lejanas no se encuentran.
Es cierto que el egoísmo, incomprensión y odio levantan muros que a veces ni el AMOR con mayúsculas los puede romper.
Un abrazo.
Ambar
Ahora las cebollas llegan de muy lejos, las buenas las exportamos. Martín Descalzo nos acompañó muchos años, con sus libros aprendimos comportamiento. Un abrazo con cariño
EliminarLa cebolla que nos hace llorar...tan de moda en estos días donde todo se ha convertido en un valle de lágrimas...lloran los que llegan, de la emoción, lloran los que se van...¡todos lloran!
ResponderEliminarHe recordado una peli de hace mil años: La costilla de Adán, en la que él descubre que se puede llorar a voluntad, para conmover el corazón de ella...
Abrazo bien gordo, Ester.
Recuerdo esa peli, me gustaban los dos actores, para llorar a voluntad creo que hay que ser muy hábil. Saltibrincos
EliminarBuen relato con una gran moralejael que nos traes.
ResponderEliminarNo conocía a este autor pero no es raro pues hay muchossss que no concozco.
Un abrazo.
Hace años, en el siglo pasado se hablaba de el, llegó a la escuela se hicieron comentarios de texto, nos enseño literatura relacionada con humanismo, pienso que es de esos autores a los que por lo menos hay que leerle un libro. Abrazos
EliminarMe ha gustado, y mucho!!!
ResponderEliminarCualquiera de sus libros llega, tiene una buena forma de enseñar.
EliminarHola Ester. Me acuerdo mucho de este curita, que con sus bromas y chanzas logro que buena parte de la juventud de los años sesenta, andara por el buén camino. UN beso dulce, dulce...
ResponderEliminarllegó a tener un programa en la tele, y eso le hizo popular, se hablaba de el como alguien familiar. Abrazos de tarde, llevo unos días en los que no tengo tiempo ni de rascarme como decía mi suegra.
EliminarOtra cosa que tampoco sabía, lo de la cebolla. Que buena reflexión. ¡Ay! cuanto aprendo contigo. Lo que tenemos que hacer es dar, aunque sean cebollas. Un abrazo
ResponderEliminarTienen muchas propiedades y ahora en las ensaladas sientan muy bien. Siempre hay que dar. yo te doy mi abrazo
EliminarQuë gran historia. Un beso
ResponderEliminarSi que lo es, todas las que llevan moraleja nos llegan mejor. Un abrazo
Eliminarlloraría...por la toxina
ResponderEliminarbesos
Hay varios trucos para no llorar con la cebolla, el mio es infalible, dejo que sea otro el que la prepare. Abrazos
EliminarNo conocía esta historia. Buena reflexión.
ResponderEliminarMuchas gracias
Besos
Martín Descalzo nos presto muchas historias, literatura humanística, cariño hasta en los diptongos. Y muy fácil de leer, Saltibrincos
EliminarY en ese último acto de profundo egoísmo, mostró quien era realmente y donde merecía estar.
ResponderEliminarMuy buena historia, no conocía al autor.
Besos y buen fin de semana, Ester.
Es del siglo pasado, murió en los ´90 con 60 años, pero nos lego libros y enseñanzas, entre los jóvenes de entonces siempre teníamos alguno de sus libros. Buen fin de semana, mañana tengo el día completo, no se si podré encender el ordenador así que abrazos al cuadrado y cariño multiplicado
EliminarEster, aleccionante historia.
ResponderEliminarSiempre egoísta.
Abrazos 💐
El egoísmo se arraiga en nosotros y ni nos damos cuenta, es una causa de problemas en la sociedad, no solo con la familia. Un abrazo
EliminarMuy buena,gracias por compartir,cariños.
ResponderEliminarDije que en junio hablaríamos de mujeres y esta historia nos sirve para cumplir el papel. No todas somos heroínas, bellezones, superdotadas... Abrazucos
EliminarTuvo una oportunidad, ayudando a que se salvaran a quienes sufrían como ella. Y la ella la desperdició. Que interesante historia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Que bien que te haya gustado, muchas veces pedir ayuda a un autor consolidado pone una nota culta en este blog. Abrazucos
EliminarEl egoísmo es la causa de muchos de nuestro males y tragedias.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es cierto, no solo afecta a la familia y amigos, tambien en el trabajo y en altas jerarquías. Un abrazo
EliminarQué buena lección. A mí aún suelen llamarme soñadora y perseguidora de utopías, por creer y desear, que son esos valores (últimamente tan precarios) los que podrían y deberían salvar al mundo… Pero a mí me da igual lo que me digan, yo, erre que erre 😊
ResponderEliminarGracias por compartir esta bonita historia, mi preciosa Ester.
Bsoss y cariños a miles, y muy feliz finde! 😘🌼💕
Hacen falta muchas personas como tu, cuando terminemos de perder el ultimo de los valores sucumbiremos en un vacío negro. Nunca dejes de soñar, las utopías es lo que son pero persiguiéndolas encontramos flores no pisadas, almas puras, amigos incondicionales, sonrisas francas, y alguna Ginebra soñadora. Un abrazuco
EliminarEl egoísta no entiende que estando bien los demás, él estará mucho mejor.De Martin Descalzo he leído poco, aunque ahora recuerdo haber visto una obra de teatro suya,(hace muchos años), llamada "Las prostitutas os precederán en el reino de los cielos".
ResponderEliminarBesos.
Lo lei bastante hace años, su literatura apasionada como era el, tocó todos los palos, teatro, ensayo, novela, guiones de cine, y especialmente poesía y periodismo. Recuerdo la obra que citas. Abrazos
EliminarUna oportuna moraleja para un mundo de dudosa moral. Gracias, Ester.
ResponderEliminarUn abrazo.
La moral cada vez se ve mas afectada por el dinero. Abrazos
EliminarBuenas tardes , que buena historia nos has contado y una suculenta moraleja , su egoísmo la hizo perecer y no poder salvarse.
ResponderEliminarTe deseo una tarde linda para aprovechar los rayos del sol que calientan..
Un abrazo fuertote muakk.
El egoísmo tiene tantos años como la humanidad, Buda decía: “Si la gente no se odiara tanto a si misma, habría menos sufrimiento en el mundo, porque el odio hacia si mismo se proyecta con agresividad y violencia”. Un abrazo de buenas noches
EliminarLa moralejas nos enseñan un montón, pero la personas egoístas y bordes aprenden muy poco de ellas.
ResponderEliminarBesos Ester.
Egoístas con el ego alto, se creen por encima de todo y no no creo que aprendan. Unos abrazucos
EliminarSu egoísmo la perdió, si no amo en vida ni le importaron sus semejantes ¿que se podía esperar después de muerta?.
ResponderEliminarUn abrazo de Espíritu sin Nombre.
El egoísmo ciega y por eso el egoísta sucumbe a sus propio mal. Abrazos y buenas noches.
Eliminar¡Excelente mensaje! Hay penosamente gente que no sabe amar. Tuvieron muy malas infancias, sin amor. Y quisieran salir de su oscuridad, pero a la vez no pueden. Sólo a base de mucha terapia, Algunos lo logran. Sólo algunos.
ResponderEliminarBesos, maravillosa mujer. Sácale toda la belleza a tu finde.
El egoísmo es de mala educación, es un comportamiento antisocial que al final deja solo al egoísta. Un abrazuco Sara y buenas noches aquí.
EliminarLeer textos así es lo que nos hace replantearnos más de una postura. Me llevo mi reflexión gracias a ti mi querida Ester.
ResponderEliminarMil besitos que te lleguen, preciosa y feliz finde ♥
De vez en cuando nos viene bien una moraleja, podemos darle una vuelta y sentirnos felices de no ser como la protagonista. Buenas noches y sueña tan bonito que te despiertes sonriendo
EliminarMe ha encantado el cuento y su moraleja.
ResponderEliminarCreo que es muy cierto...
Muchos besos, guapa.
Las moralejas son como tirones de oreja, enseñanzas subrepticias. Ahora ya es hora de soñar ¡Vamos a ello! mañana madrugo, abrazucos alegres
EliminarAleccionador.
ResponderEliminarSobretodo si lo aprendemos . Abrazos para el fin de semana
EliminarLeí esta historia hace muchos años, pero no conocía el nombre del autor. Aunque suelo ser desmemoriada para eso, me da gusto saber quién ha escrito algo (en general, de quién es el mérito de algo bueno). Gracias por compartirla.
ResponderEliminarEl autor es del siglo pasado pero siguen estando vigentes sus enseñanzas. Cuando no pongo nombre el texto lo he escrito yo, cuando no es mio y no se de quien es lo hago notar y cuando se como se llama el autor lo pongo. Un abrazuco
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