La primera vez que comes puré salado, el primer diente, el
primer raspón en las rodillas, el primer beso… cuantas primeras veces somos
capaces de recordar
La primera vez no suele ser la mejor pero es la más
importante.
La magia de las primeras veces nos convierte en exploradores
en busca de emociones, experiencias y aprendizajes, un amigo nuevo, un idioma
diferente, un sabor…
Son esas primeras veces que emocionan, que parecen vitaminas
que circulan por nuestro cuerpo, son ilusiones antes y satisfacción después,
los listos hablan de dopamina y
dicen que mejora nuestro estado de ánimo y nos motivamos para ir a por más. Se
reduce el estrés y la mente se torna más creativa.
No hay discos únicos, ni libros ni amores, ni viajes; la
curiosidad es nuestra mejor arma.
La infancia y juventud no son un territorio exclusivo para
las "primeras veces". Esa emoción no tiene edad, es eterna y está al
acceso de cualquiera de nosotros. Basta solo con promoverla, con salir a
buscarla.