A ellos...

El cielo de mi existencia

lo iluminan mis luceros;

son caballos desbocados

que en sus galopes abiertos,

llevan olor de heliotropos

dando a sus bridas aliento

para frenar sus bocados

y sus destinos inciertos,

y cambiándoles el rumbo

traigan hasta mi cetro

aromas del horizonte

y olores del campo abierto

que perfumen mi alborada

dando fuerza a mis anhelos,

y que las claras del día

de la vejez que presiento

vean colmadas la ilusión

de atesorar los recuerdos

de un frondoso ramillete

de sonrisas y de besos;

de salidas deslumbrantes

de soles llenos de fuego;

de rocíos y serenas,

de matinales muy tiernos

recitados por los labios

de mis nietos queridos,

y que pongan en sus rimas

con todo su sentimiento

su candor y su cariño.

su decisión y su empeño,

la alegría de sus vidas,

la belleza de sus cuerpos,

y la entrega de su amor

que siempre estaré dispuesta

a recoger con mis brazos

para llevarlo en mi pecho.

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