Ring.Ring…

Fotografía de John Topham, 1931

Antes de que se popularizaran los despertadores, Mary Smith se ganaba la vida despertando a los obreros. Utilizaba un tubo de goma que hacía de cerbatana para lanzar  guisantes secos a las ventanas de sus clientes del East End de Londres. Le pagaban seis peniques a la semana.

En Inglaterra e Irlanda durante la Revolución Industrial muchas personas tenían ese trabajo, especialmente en las grandes ciudades industriales como Manchester. Generalmente era realizado por hombres y mujeres ancianos, pero a veces los oficiales de policía se ganaban algún dinero extra realizando este trabajo durante sus rondas de madrugada. Los despertadores no eran asequibles para todos, y esa era una manera de que los trabajadores no llegaran tarde a sus trabajos. Los “despertadores humanos” (Knocker-up) usaban una vara o palo corto para golpear en la puerta de las viviendas de sus clientes, o largo, generalmente hecho de bambú, para alcanzar ventanas o pisos altos. Algunos utilizaban una cerbatana y no se retiraban de la vivienda sin estar seguro de que su cliente se había despertado por ello recibían unos céntimos semanalmente.

La hija de Mary Smith, Molly Moore, se cree que fue la última Knocker-up de Inglaterra.