En el centro comercial con el peque y en medio de una
rotonda con claraboya un globo, no pude detenerlo corrió hacia él y se subió a
la cesta, estaba llena de paquetes, cajas de regalo y me costó hacerme sitio,
pero tuve que subirme para rescatar a Miguelito… disfrutaba y yo asustada, nos
regañarían, nos llamarían la atención, pero no apareció nadie, el globo se
movía, con los saltos de Miguelito no me extraña y a causa de ese vaivén no
podía sujetarlo y bajarlo… el globo se movía más… empezó a subir y ya no pude
hacer nada. Nadie se daba cuenta, estábamos solos y la altura era considerable,
conseguí abrazarlo y sentarnos en el suelo de la cesta, sonó una caja, seria
algún juguete a pilas, otra caja se movía… me levanté un poco para ver y ya
habíamos sobrepasado la claraboya, no sentí miedo, no hacia frio y las nubes
eran de algodón, aupé a miguelito para que las tocara, no se me ocurrió pensar
en cómo bajar, nunca había sentido tanta calma. Empezamos a abrir los paquetes
parecía el dia de Reyes, juguetes, colores, musiquitas y mucha alegría en su
cara, el peque se sentía tan contento que yo sonría con cara de boba, ni se me
ocurrió calcular cuánto duraría el viaje, prefería no pensarlo, no quería que
se acabara.
Un poco larga la introducción, os animo a que inventéis un
final, os dejo el finde para soñar y escribir, el blog está a vuestra
disposición y los comentarios a vuestro servicio para dejar vuestras
ideas

