Era imposible rescatarlos a todos, el mar ya no era un lugar
seguro, el mar ahora era venenoso.
Pensaban que no ocurriría, pensaban que, cuando sucediera a
ellos ya no les pillaría, pero no calcularon que eran muchos, demasiados los
bidones con restos biológicos, residuos nucleares, compuestos detergentes y
plaguicidas, baterías… todo se había salido de sus contenedores y la vida
marina ya no era posible.
Hubo que repartir el terreno entre elefantes y ballenas, sardinas y liebres, ostras y caracoles… sirenas y hadas.
Los campos verdes, verde espinaca verde alga, los viñedos
racimos de uva y grupos de caballitos de mar, en los trigales cabía el coral…
La luna temía asomarse al mar por si se caía dentro, las
estrellas buscaban desesperadamente a sus congéneres marinas.
Los atunes y los delfines por poco dinero nos transportaban, los pulpos trabajaban de limpiacristales, las gambas montaron restaurantes. Todo se puede arreglar en esta vida menos la muerte, pero parece que también se puede, yo salí del coma y de mis sueños.

¡Menos mal que te despertaste, comadre!
ResponderEliminarBesos
¡Ofú!
Seria por los ronquidos jajaja. Un abrazuco
EliminarMuy distópico, pero, a este paso, no me extrañaría que resultase cierto. Espero no verlo. Besos
ResponderEliminarUff pues la Albufereta o la costa de Murcia.. parecido
ResponderEliminarLa muerte individual no se arregla, pero la muerte comunitaria biológica es más difícil de lo que creemos. Aunque quizás la transformación no sea de nuestro agrado.
ResponderEliminarEn chernobyl la fauna y la flora revienta a una velocidad vertiginosa, sobre todo porque no estamos nosotros.
Abrazooo
Un panorama no muy halagüeño , esperemos que no sea asi. Un besote, feliz martes.
ResponderEliminarUn sueño horrible. Menos mal que "los sueños, sueños son."
ResponderEliminarSAludos.
Sin dudas una pesadilla que puede convertirse en realidad si no se reacciona, un abrazo Ester!
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