Fue a la entrada del pueblo de Ollantaytambo, cerca del
Cuzco. Yo me había despedido de un grupo de turistas y estaba solo, mirando de
lejos las ruinas de piedra, cuando un niño del lugar, enclenque, haraposo, se
acercó a pedirme que le regalara una lapicera. No podía darle la lapicera que
tenía, porque la estaba usando en no sé qué aburridas anotaciones, pero le
ofrecí dibujarle un cerdito en la mano.
Súbitamente, se corrió la voz. De buenas a primeras me
encontré rodeado de un enjambre de niños que exigían, a grito pelado, que yo
les dibujara bichos en sus manitas cuarteadas de mugre y frío, pieles de cuero
quemado: había quien quería un cóndor y quién una serpiente, otros preferían
loritos o lechuzas y no faltaba los que pedían un fantasma o un dragón.
Y entonces, en medio de aquel alboroto, un desamparadito
que no alzaba más de un metro del suelo, me mostró un reloj dibujado con tinta
negra en su muñeca:
-Me lo mandó un tío mío, que vive en Lima -dijo
-Y anda bien -le pregunté
-Atrasa un poco -reconoció.
El relato fabuloso, casi me pasa a mi en Venezuela con otra cosa distinta. En cuanto a conocer la hora, hoy en día con los móviles lo tenemos más fácil, en mi caso opto por este método, es mucho más seguro.
ResponderEliminarAbrazos
Ya nos lo contarás si te apetece. Conocer la hora era util en el campo, antes los críos no teníamos móvil y algunos ni reloj (lo dejábamos en casa, no se fuera a romper) También se aprende a orinarnos por los árboles, el musgo. Eso era antes, ahora me gusta mas tu método mas divertido. Abrazo
EliminarPrecioso post. Ese reloj de bolígrafo no pudo ser enviado por tío alguno, pero el niño tenía un reloj. Lo más tierno es que atrasaba. Los pobres, los harapientos de Galeano, como ejército de harapos vivos en buscar de lapiceros me pareció un estupendo título
ResponderEliminarUn abrazo
Galeano siempre oportuno y a veces tierno. Un abrazo
EliminarMe has traído a la memoria lo que pasé en Ollantaytambo para subir por los escalones de las ruinas, pasé las de caín, aunque mereció la pena, igualmente me has recordado experiencias similares vividas en Iquitos y en la periferia marginal de Lima, los niñ@s cuando no tienen nada disfrutan con cualquier cosa, igual que los nuestros.
ResponderEliminarSaludos
Que diferente es la alegría de un niño que la de un adulto, deberíamos aprender un poco de ellos. Parece que los recuerdos que te he despertado son buenos. Abrazos
EliminarQue historia tan tierna. Un beso
ResponderEliminarSi, me lo pareció y quise compartirla. Un enorme abrazo
EliminarMe encantó... y reconozco la sencillez de esa infancia que a vista de algunos en estos tiempos, diría que no tienen nada; y sin embargo poseen un tesoro precioso: la ingenuidad de la edad, el poder aún sorprenderse con lo simple, la maravilla de lo cotidiano... tantas cosas que, lamentablemente, nuestros niños han perdido.
ResponderEliminarRepito, me encantó... casi tanto como me encanta pasar por aquí, porque siempre me voy con una sonrisa.
Te dejo un súper abrazo y muchos besos para tu fin de semana!!!
Los niños son agradecidos, sonríen cuando la lluvia les regala un charco, cuando un gato se pavonea, es sencillo hacerlos felices pero lo sencillo no siempre es fácil. Buen fin de semana con todo lo que te guste. Abrazos
EliminarYo he recordado al leer el fabuloso relato de Galeano, algo que ví hace unas tardes en La Sexta: muchachas y muchachos estudiantes y trabajadores que no eran capaces de decir la hora de un relój analogico, acostumbrados como están a verla sólo en digitos.
ResponderEliminarMe voy a extender un poco, con el fin de contarte una anécdota, verídica y vista por mi.
En cierto lugar de los muchos donde he vivido, había una panadería cuyos dueños tenían una hija que según que días,(sobre todo en verano), trabajaba en una Caja de Ahorros de la localidad. El resto del tiempo se ocupaba de ayudar a sus padres en el mostrador de la panadería.
Muchas veces yo me pasaba de vuelta al trabajo a comprar una barra de pan, por la que pagaba mis habituales 80 céntimos.
Un día que teníamos invitados en casa le pedí 3 barras y cual sería mi perplejidad, cuando la vi coger la calculadora y multiplicar 3 por 80.
¿En que departamento de la entidad bancaria trabajaría?
Besos.
Muy buena la anécdota y genial tu pregunta, no quisiera ser cliente de ese banco, anécdota por anécdota, hoy celebramos la fiesta de despedida del verano y hay concurso de disfraces, tienen que ser disfraces caseros, imaginación y creatividad, mis nietos iban del Mago de Oz, por primera vez el jurado estaba formando por chavales, y no sabían que era el mago de Oz, o sea que estos chavales ni números ni letras. Menos mal que creo que son minoría, sigo confiando en la juventud. Un abrazo
Eliminarla inocencia antes de perderse
ResponderEliminarbello
besos
uno de esos relatos para todos los públicos. Abrazucos
EliminarAhora ya se ha perdido, porque muy poca gente quiere trabajar en la tierra y en el campo. Pero antes sin reloj ni vainas la gente miraba al sol y acertaban prácticamente de pleno la hora que era. Recuerdo que mí abuelo pocas veces fallaba, igual se podía ir como mucho diez minutos, pero para adivinarlo sin reloj tiene tela.
ResponderEliminarBesos Ester.
Mi hermana tiene la facilidad de saber en que hora vive, menos de cinco minutos se despista, yo para saber la hora necesito un reloj, no se leerla ni en los de sol. Que majos eran los abuelos y cuanto nos enseñaron. Un abrazo
EliminarGracias por compartirlo :) Qué lindo es.
ResponderEliminarUna tarde de sábado, un cambio de estación y un bello relato. Abrazucos
EliminarUn relato muy emotivo que a mi también me ha recordado momentos inolvidables... Un besito y feliz fin de semana!
ResponderEliminarMe encanta cuando os recuerdo algo , se que siempre son buenos recuerdos. Saltibrincos
Eliminarmuy bonito
ResponderEliminarMe alegro de que os haya gustado. Abrazos
EliminarNo se como funciona en la actualidad la organización Scout, pero recuerdo que enseñaban a la perfección dentro del manual de supervivencia, las formas de averiguar la hora solar, la orientación cardinal a través del sol así como algunas plantas y raíces comestibles.
ResponderEliminarInteresante relato que evidencia la ilusión de unos niños con algo tan simple e inocente como unos dibujos en las manos.
Recuerdo en la niñez que me regalaron un reloj de juguete y al principio miraba con atención a ver si se movían las agujas.
Un abrazo.
Creo que la organización sigue funcionando casi igual, hay que saber vivir fuera de la civilización, enseñan compañerismo, y a evitar el consumismo. El primer reloj nos lo regalaban cuando hacíamos la primera comunión, ahora los crios tiene varios relojes a esa edad. Abrazos
EliminarHola amiga bella historia, y buena forma de saber que hora es jejejeje.
ResponderEliminarUn abrazo amiga feliz fin de semana.
Cuando estás en el monte está bien saber estas cosas, las pilas del reloj pueden acabarse y el móvil se queda sin batería, hay que saber cuanto falta para que anochezca y prepararse. Buen fin de semana
EliminarCon todo este lío del cambio de horario, me quedo con el reloj del relato de Galdeano.
ResponderEliminar¡Es increíble este autor!
Feliz y maravillosa tarde de sábado.
Besosssss
Es increíble, algunos de sus relatos son tan estupendos que nos hacen reflexionar. El reloj es muy útil y no gasta pilas. Saltibrincos
EliminarGaldeano nos recuerda lo importante que es la inocencia y encontrar la magia de las pequeñas cosas. Los niños siguen siendo maestros, nos enseñan a encontrar la luz del juego y de risa en medio de las dificultades...Hermoso texto de Galdeano, Ester.
ResponderEliminarMi abrazo y feliz domingo.
Hola Mª Jesús, es verdad que los niños son grandes maestros, su inocencia nos divierte. Un abrazo
EliminarDespués de entretenerme un ratito buscando anacronismos en el dibujo del juego anterior, he llegado a su entrada de hoy, que es fenomenal, y tiene dos partes, la del truco para saber el tiempo, que quiero pensar que es veraz; y la del relato que es genial.
ResponderEliminarSaludos.
El reloj es veraz, comprobada su utilidad, sirve cuando no tenemos otro reloj ni móvil y queremos saber por ejemplo cuanto falta para que anochezca y decir si bajamos de la montaña, si montamos la tienda, cualquier decisión mientras tengamos luz. Ya sabemos que el de Galeano atrasa un poco. Abrazos
EliminarQue bonita historia , pero la contestación de ese pequeño sobre su reloj es para comerle .Recuerdo que cuando era pequeña y me pasaba tres meses con mis abuelos , esté siempre sabía la hora y jamás tuvo un reloj , miraba al horizonte y dependiendo donde diera la sombra ya sabía si estábamos a mediodía o ya edran más de las doce.
ResponderEliminarGracias amiga es muy bonito leer estas historias .
Mil besos y que mañana lo disfrutes a tope hasta lunes muakkk.
Ese pequeño, los niños en general son despiertos y con mentalidad abierta, sus respuestas nos devuelven la alegría. Antes no necesitaban reloj, el sol, y las plantas les servían. Saltibrincos
EliminarQué tierna historia y lo del reloj!!!#💜💜💜
ResponderEliminarSaltibrincos =)))
Cuando hay niños en una historia nos gusta a todos. Lo del reloj funciona y es más barato que un Patek Philippe. Saltibrincos
EliminarEs muy tierno, me emociona...
ResponderEliminarQué interesante lo de los dedos y el horizonte, me ha gustado mucho saberlo.
Muchos besitos.
Me encanta que te hayan gustado las dos cosas, Galeano era apuesta segura y lo del reloj funciona y es muy util. Buenos días y feliz lunes
EliminarMuy buen relato Ester y la información maravillosa ... es de utilidad....Saludos a la distancia
ResponderEliminarConocemos al autor y ya sabemos que nunca defrauda. lo del reloj es de verdad útil saberlo para cuando se va al monte tanto como llevar siempre un silbato.
EliminarMe dejaste pensando.
ResponderEliminary me encantaron esos niños de Galeano en Cuzco.
Besos
Son niños encantadores, que a todos nos han enternecido. Un abrazote
EliminarNo sé ahora pero antes con cualquier cosita un niño era feliz. Un reloj siempre ha sido algo que todos quisimos tener. El pintado me hubiera gustado tenerlo, es guay.
ResponderEliminarBienvenida al otoño caliente. Abrazos.
El primer reloj nos lo regalaban cuando tomábamos la primera comunión, lego no nos lo dejaban llevar al colegio. pero es cierto que jugábamos con cualquier cosa. Ahora los niños tienen varios. Abrazos de otoño, solo de nombre, parece que este año se va a retrasar como se retrasó la primavera. Abrazosss
EliminarTienes el don de llevarnos de tu cálida mano y con tus hermosas entradas, a esos recuerdos que atesoramos en la antesala del alma y que, de vez en cuando, nos asaltan de nuevo dibujándonos una sonrisa en el corazón…
ResponderEliminarLa historia, preciosa… Como cabe esperar donde impera la inocencia pura y nívea de los niños y sus ocurrencias, y aquel que los entiende y participa en sus ilusiones…
Muy curioso lo de las manos… Y como me decía mi yaya… “A la cama no te irás sin saber una cosa más”
Bsoss y abrazos enormes, y muy feliz semana que ya tenemos ahí, mi querida Ester 💙😘
Todo lo que tiene que ver con los niños es docente, aprendemos de sus ocurrencias, de su inocencia y frescura, no tienen doblez , dice Galeano que imparten sus enseñanzas en la vida cotidiana, habla mucho de ellos y tiene mas cuentos. Buena semana, del otoño no digo nada porque de momento no ha llegado jejeje. Un abrazo
EliminarA los niños siempre les gusta que les dibujen algo en la mano, el reloj es el típico dibujo que les hace mucha ilusión.
ResponderEliminar¡Feliz otoño!
Algún reloj me pinté de pequeña, a mi madre no le gustaban demasiado y a la hora de sentarme a al mesa me hacia lavármelo hasta que se borrara. Un abrazo manuel
EliminarMe encanta tu entrada y no sabía lo de los dedos, quizá porque nunca fuí Scout.
ResponderEliminarGracias por pasar por mi casa.
Un abrazo.
Lo de los dedos tiene su utilidad a pesar de toda la tecnología que tenemos ahora,enseñárselo a los niños es bueno para que o aprendan y lo es mientras compartimos trucos con ellos. Un abrazuco
EliminarQué relato tan bonito y sabio
ResponderEliminarLo de calcular la hora así es una experiencia increible.Algún día lo haré.
Bueno,ahora mismo me he puesto a imitar la posición con las manos,aunque mi horizonte no sean más que la paredes de la habitación.
Gracias por regalarnos este reloj tan bonito y original
Por algo digo yo: "seño"
Besucos
Gó
jajaja, no soy "seño" casi ni con mis nietas pero si me gusta compartir estas cosas con ellas, y a la vez ellas me enseñan otras. Que tengas un lunes luminosos, abrazucos
EliminarMuy bueno,cariños.
ResponderEliminarQue bien que te haya gustado. Un abrazote
EliminarY en una semana yo estaré por esa zona... :-)
ResponderEliminarSimpática la historia..
buena semana!
Que bien lo vas a pasar, eres una viajera que sabe disfrutar lo que ve. Abrazos
EliminarMe maravillan los niños por su alta capacidad de resiliencia. Y la sensibilidad de Galeano, me encanta.
ResponderEliminarBesos, preciosa.
Una historia de estas de vez en cuando nos devuelve la esperanza , los niños son felices a pesar de todo. Abrazos
EliminarOlá, a historia é envolvente, está bem escrita.
ResponderEliminarFeliz semana,
AG
Parece que nos ha gustado a todos, el autor nos ha puesto de acuerdo. Gracias y abrazos
EliminarCuanta ternura escondida en este relato, es precioso.
ResponderEliminarEl sistema se lo hemos explicado en las excursiones a los nenes, que caritas de asombro la primera vez.
Que bonito, Ester ♡
Eres la primera que dice conocer esa manera de averiguar cuanto falta para que anochezca, y en esas salidas al campo sentados en corro este es un buen relato para contarles a los peques.Abrazos
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